La infertilidad se ha convertido en un problema de salud cada vez más común y se estima que afecta aproximadamente al 10% de las mujeres en edad reproductiva. Debido a su alta prevalencia, la Organización Mundial de la Salud (OMS) la ha considerado una enfermedad social. Las causas de la infertilidad son numerosas y varían de persona a persona. En cuanto al tratamiento, las tres estrategias terapéuticas principales incluyen la terapia farmacológica, la terapia quirúrgica, en su mayoría endoscopia, y la tecnología de reproducción asistida (ART). Las últimas décadas han sido testigos de un gran progreso en el TAR, que ha dado como resultado el tratamiento exitoso de los casos previamente intratables, particularmente en el campo de la preservación de la fertilidad, la detección preimplantacional de aneuploidías, los trasplantes uterinos y las técnicas de reemplazo mitocondrial como prevención contra una serie de enfermedades graves.