Estas técnicas de Reproducción Asistida tienen numerosas diferencias, pero, en ocasiones, se utilizan los términos de forma errónea o se confunden, por eso es necesario conocer con exactitud de qué se trata cada una.
La diferencia principal entre la FIV y la Inseminación Artificial es dónde se produce la fecundación, es decir, el lugar exacto. Mientras que en la Inseminación Artificial la fecundación es intrauterina, en la Fecundación In Vitro, se realiza en un laboratorio controlado y, posteriormente, se inserta el embrión en el cuerpo de la mujer una vez que se encuentra en día 3 ó 5 de desarrollo.
Mientras que en ambas técnicas el semen puede proceder de la pareja o de donantes, únicamente en la Fecundación In Vitro el óvulo puede ser también de una donante.
Otra importante diferencia la encontramos en la estimulación ovárica. En la Inseminación Artificial la estimulación es mínima, para así evitar el riesgo de un embarazo múltiple, mientras que en la FIV es necesaria una estimulación mayor para poder obtener entre seis y quince óvulos y tener mayor posibilidad de fecundación de embriones.
Por último, cabe destacar que la Fecundación In Vitro, al requerir de mayor tecnología dentro del laboratorio, se trata de una técnica más costosa económicamente, si bien es cierto que con ella se obtiene un 60% de posibilidades de embarazo; mientras que con la Inseminación Artificial, que es más sencilla y económica, las probabilidades de embarazo exitoso solo aumentan un 15%.
Es importante recordar que ambas técnicas tienen indicaciones especiales y no cualquier pareja puede someterse a una técnica de Reproducción Asistida, debes consultarle a tu especialista en biología de la reproducción para que éste evalúe dónde se encuentra el problema de infertilidad, y así poder someterte al procedimiento que mejor se adecúe a tus necesidades.