Infecciones de transmisión sexual no virales ll

Infecciones de transmisión sexual no virales

CLAMIDIA

Importancia

Chlamydia trachomatis es la enfermedad transmisible de notificación obligatoria más común en los Estados Unidos, con las tasas más altas de casos en mujeres de 20 a 24 años de edad seguidas de cerca por las tasas en mujeres de 15 a 19 años de edad. La clamidia es frecuente entre todas las razas y grupos étnicos; sin embargo, existen grandes disparidades raciales en la carga de clamidia, y las mujeres y hombres jóvenes de color están desproporcionadamente afectados.

Entre las mujeres sexualmente activas de 15 a 19 años de edad, la prevalencia de clamidia entre las afroamericanas no hispanas es más de 5 veces la prevalencia entre las blancas no hispanas (7719/100.000 habitantes vs. 1458/100.000 habitantes). En hombres de 15 a 19 años de edad, en quienes las tasas han aumentado cada año desde 2006, la tasa de infección por clamidia entre afroamericanos no hispanos es 10 veces la tasa de los blancos no hispanos (2334/100.000 habitantes vs. 236/100.000 habitantes). Las tasas para poblaciones hispanas y nativas de Alaska e indios americanos están entre las tasas para afroamericanos y las poblaciones de raza blanca.

La mayoría de las infecciones por clamidia son asintomáticas y pueden persistir si no se tratan. La infección previa no confiere inmunidad protectora clínicamente confiable. No hay vacunas disponibles para clamidia o para cualquiera de las ITS no virales discutidas posteriormente. La clamidia puede manifestarse como cervicitis, uretritis, proctitis, e infrecuentemente, como faringitis. Las complicaciones y las secuelas pueden incluir enfermedad pélvica inflamatoria (EPI), infertilidad por factores tubarios, embarazo ectópico, dolor pélvico crónico, aumento de la transmisión del VIH, resultados adversos del embarazo y neonatales, infecciones neonatales, epididimitis, y artritis reactiva.

Antecedentes

El GTSP, la AAP, y la Academia Americana de Médicos de Familia recomiendan el cribado anual de clamidia en todas las mujeres con experiencia sexual menores de 25 años. El CDC y el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos recomiendan el cribado anual de rutina de las mujeres con experiencia sexual hasta la edad de 25 años.     La Comisión Nacional de Prioridades de Prevención clasificó la detección de clamidia en las mujeres jóvenes como uno de los 10 servicios preventivos más beneficiosos y rentables, y también como uno de los más subutilizados.

El GTSP no halló pruebas suficientes para recomendar a favor o en contra la detección rutinaria de clamidia en hombres jóvenes. Debido a que el riesgo de complicaciones o secuelas reproductivas a largo plazo para los hombres con infección por clamidia es bajo, el cribado de varones asintomáticos no ofrece prevención secundaria sustancial para ellos. Además, los varones adolescentes mayores/adultos jóvenes son menos tendientes que sus contrapartes femeninas a utilizar los servicios de salud y por lo tanto puede ser difícil que accedan a un programa de detección de clamidia. Sin embargo, el CDC recomienda que se considere evaluar a hombres jóvenes en ámbitos clínicos con altas tasas de prevalencia de clamidia, tales como cárceles o instalaciones correccionales juveniles, programas nacionales de capacitación laboral, y ambientes de adolescentes o estudiantes cuando los recursos lo permitan.

Los varones en estos ambientes con una historia de múltiples parejas están en mayor riesgo de infección asintomática por clamidia. El CDC también recomienda la detección de clamidia en hombres que tienen sexo con hombres (HSH) al menos anualmente para infección uretral y rectal sobre la base de las prácticas sexuales reportadas y cada 3 a 6 meses si es considerado de alto riesgo debido a parejas múltiples o anónimas, sexo asociado con el uso de drogas ilícitas, o parejas sexuales que participan en estas actividades. Las parejas sexuales de individuos infectados por Clamidia durante los 60 días previos al diagnóstico también deben ser objeto de evaluación y tratamiento por la alta probabilidad de infección.

Pruebas de Laboratorio

La detección de las infecciones genitourinarias por clamidia ha mejorado sustancialmente durante las últimas 2 décadas. Se prefieren las pruebas de amplificación de ácidos nucleicos (PAANs) para la detección de C. trachomatis en adolescentes y adultos jóvenes, con independencia de los síntomas. Las PAANs para C. trachomatis son sensibles y específicas y licenciadas para su uso en muestras de orina, uretrales, vaginales y cervicales. Muchas de las PAANs para clamidia están aprobadas por la Administración de Alimentos y Drogas (Food and Drug Administration, FDA) para evaluar muestras vaginales recogidas con hisopos en pacientes en el entorno clínico y muestras líquidas para citología.

Entre todas las muestras antes mencionadas, los hisopados vaginales en las mujeres y la primera orina de la mañana en los varones son consideradas tipos de muestras óptimas. La muestra de orina femenina sigue siendo un espécimen aceptable para PAAN para clamidia, pero puede haber reducido ligeramente su rendimiento en comparación con las muestras de hisopados cervicales o vaginales.

El CDC recomienda por lo menos una PAAN anual en orina para infección uretral por este germen en los HSH que han tenido relaciones sexuales anales activas y una PAAN anual de hisopado rectal para clamidia en los que han tenido sexo anal receptivo. Aunque las PAANs para clamidia no están aprobadas por la FDA para la evaluación de las muestras de hisopado rectal, los laboratorios que han cumplido con la Enmienda de Mejoramiento del Laboratorio Clínico (EMLC) y otros requisitos reglamentarios y han validado el rendimiento de la PAAN para clamidia en muestras de hisopados rectales pueden realizar estas pruebas.

En la evaluación de una víctima de asalto sexual, las PAANs pueden ser utilizadas para las muestras de hisopado vaginal y las muestras de orina. Algunas jurisdicciones pueden preferir el cultivo de C. trachomatis de todos los sitios en poblaciones de menor prevalencia debido a la mayor especificidad, aunque la sensibilidad puede estar comprometida.

Riesgos y beneficios de la detección específicos de la enfermedad

En ensayos clínicos aleatorizados, el cribado de mujeres jóvenes sexualmente activas  asintomáticas para clamidia y el tratamiento de aquellas identificadas con infección redujeron el riesgo posterior de EPI. Otros estudios, resumidos por Haggerty y col., apoyan la asociación de la infección repetida por clamidia con el aumento de las secuelas reproductivas.

Consideraciones clínicas

Debido a que la reinfección es común, los profesionales deberían repetir el control en todos los pacientes hombres y mujeres tratados por clamidia aproximadamente 3 meses después del tratamiento. Si la reevaluación a los 3 meses no es posible, volver a realizarla cuando los pacientes se presenten de nuevo en los servicios de salud dentro de los 12 meses después del tratamiento inicial.

Un enfoque de recolección de muestras no invasivo basado en sistemas en todas las mujeres antes de que sean vistas por el profesional médico, por ejemplo durante el triaje de enfermería, realza la proporción de mujeres sexualmente activas que son evaluadas. La Coalición Nacional de Clamidia produce recursos para los proveedores de atención médica para facilitar la detección de clamidia en el consultorio. Intervenciones basadas en Internet para promover el cribado de clamidia con muestras de hisopados vaginales auto-recolectadas en diversos entornos no clínicos están también siendo evaluadas.

Fuente: intramed.net

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