Los temores sobre la transmisión del coronavirus, los requisitos de distanciamiento social y la desviación de recursos para la respuesta al COVID-19 han obligado a los trabajadores de la salud a repensar los protocolos de atención, usar la tecnología de nuevas formas y aumentar la dependencia de las prácticas de telesalud y autocontrol del paciente. Por ejemplo, cuando se trata de atención prenatal para mujeres de bajo riesgo, se alienta a las pacientes a realizar más aspectos del monitoreo de rutina, como el monitoreo de la presión arterial y el conteo de patadas, desde sus propios hogares, pero estas iniciativas requieren educación y adherencia a documentación sólida.