Adoptar un embrión para ser madre

Cinco años antes de dar a luz a su hijo, Nuria (nombre ficticio) le comentó a la secretaria de un cliente sus intenciones de ser madre soltera. Ella fue la primera persona que le habló de la adopción de embriones, una de las últimas modalidades de reproducción asistida, que se detalla exhaustivamente en el libro de mismo título escrito por Javier Nadal, director de la Unidad de Reproducción Asistida del Centro Médico Teknon de Barcelona.

Esta administrativa y algún artículo, que Nuria conserva para enseñarle a su hijo cuando crezca y le cuente sobre su origen, fueron los causantes de que, ya con 43 años, naciera «un niño precioso» que acaba de cumplir un añito y que, según bromea su madre, «se parece muchísimo a su primo».

El bebé fue el número 501 de este tipo de nacimientos en el Instituto Marqués, el centro que inauguró la posibilidad de que los embriones congelados que sobraban de tratamientos de fertilidad dieran la felicidad a familias o a mujeres solas que querían tener hijos de otra manera.

Nuria reconoce que «ni con 30 ni con 35 años» se planteaba tener hijos, aunque le gustaba la idea de ser madre. Apunta a que existe un cierto desconocimiento a que «por dentro, el reloj biológico sigue su curso. Por fuera parecemos más jóvenes, y también por nuestro ritmo de vida», reflexiona, «¿cómo iba a pensar yo que los óvulos se hacen viejos?».

Así se plantó en los 39 años. Su maternidad voluntaria fue muy planeada, explica esta empresaria y directora comercial que ejerce su profesión «en un mundo de hombres». Y su primera opción fue la más sencilla en la reproducción asistida, la misma que está a punto de permitir ser madre a la actriz Mónica Cruz, la inseminación artificial con semen de donante. «Sabía que era una lotería y que las posibilidades eran pocas», señala Nuria, a la que se le abrieron varias opciones tras este fracaso.

La más habitual hubiera sido la fecundación in vitro (FIV) también con semen de donante, pero a ella le habían explicado que el nivel de fertilidad «desciende considerablemente» a partir de los 40. Además, Nuria tuvo en cuenta otros aspectos: «El riesgo de malformaciones es elevado; te puedes arriesgar a que el embarazo no sea evolutivo, luego has de hacerte una amniocentesis…».

Ante esta situación, la recomendación de su médico hizo que Nuria recordara (aunque quizás nunca lo había olvidado) la opción de la que le habían hablado un lustro antes: ser madre a partir de los embriones sobrantes de otra pareja que, como indica Nadal, «se acumulan en las clínicas de reproducción asistida» de todo el país.

Porque los embriones que Nuria se implantó fueron especialmente cedidos por los padres biológicos. Esto, que parecería lo lógico, no es lo habitual, como subraya Nadal. Los dueños legales de esos embriones durante cuatro años suelen resistirse a firmar el consentimiento, aunque tampoco piden que se destruyan ni que se dediquen a investigación.

A pesar de que, según Nadal, aún son pocos los embriones que se destinan a este fin, son los suficientes para responder a una demanda aún pequeña. En su centro, se ofrece esta opción a todos los que la piden, un perfil en el que el experto engloba a mujeres solas o con pareja, normalmente, mayores de 40 años o que hayan pasado por muchas FIV sin lograr la gestación.

‘Sales embarazada’

Nuria encaja en este perfil y no tuvo ningún problema en decantarse por esta opción que es, además, mucho más económica (alrededor de un 50%) que la FIV tradicional, además de ser bastante menos invasiva para la madre. Tanto, que la empresaria bromea: «Es como si fueras al ginecólogo a hacerte una revisión rutinaria, pero sales de ahí embarazada».

Porque la preparación para el embarazo de embriones donados es tan sencilla como administrar estrógenos con parches en la piel y progesterona en píldora por vía oral o vaginal, explica Nadal. «No hay quirófano y, 10 días después de empezar el tratamiento, se realiza una ecografía y se implanta los embriones», comenta este experto, responsable también del Programa de Donación de Embriones Dona Dona de Teknon.

Nuria pasó por este proceso dos veces, pero el primer fallo no hace que se le quite el asombro: «Es tener el don de crear vida, parece ciencia ficción. Cuando sales de la consulta tras la transferencia te preguntas: ¿esto será verdad? Y cuando notas la primera patada, te das cuenta de que sí».

3.000 euros

Nuria, que cree que los alrededor de 3.000 euros que pagó para hacer realidad su sueño de ser madre es un precio «hasta demasiado barato» para lo que se consigue, volvió a la consulta 15 días después de la segunda transferencia. Sentía náuseas y pensaba que podía haber funcionado, y la sonrisa de la enfermera cuando le hizo entrar a la consulta con sus análisis de sangre se lo confirmó. «Su cara resplandecía», recuerda.

La empresaria hizo esta visita y las anteriores completamente sola. De hecho, esperó dos meses hasta mencionárselo a alguien por primera vez. «Cuando lo comentas antes, la gente te dice que te esperes a encontrar una pareja, a que pasen los años… y pueden hacerte cambiar de idea y yo no quería».

Tras la ecografía de las 12 semanas, Nuria habló con su madre. «Lo que no le pareció bien es que no se lo hubiera contado. Al principio no supe si estaba contenta o no. Ahora está encantada», comenta. Curiosamente, la reacción que más le sorprendió fue la de su abuela, de 87 años. «Mi madre le dijo que estaba embarazada y ella llamó casi para confirmar. ¿Te has hecho una inseminación?, me pregunto. Y le dije que sí».

Aunque Nuria tiene un discurso totalmente ‘pro adopción’ de embriones, ha contado a muy poca gente su caso. Ella no lo atribuye a un afán de ocultar, sino más bien al deseo de no caer en un exceso de información. «La verdad es que la gente no te pregunta el método concreto, supongo que la mayoría da por supuesto que es una FIV o una inseminación», apunta. Al niño sí se lo contará.

Nuria recuerda su embarazo con nostalgia. De hecho, vuelve a bromear, en su caso «tendría que haber durado el doble». ¿Hubiera intentando otra adopción de embriones si ésta hubiera fracasado? Sin duda. «Me puse un presupuesto económico y hasta ahí hubiera llegado».

Para Nuria, todo son ventajas con respecto a esta técnica. Para Nadal, también. Sólo una pega que repite el especialista, aún son pocos los embriones sobrantes que se destinan a este fin. «El objetivo de este libro [‘Donación de embriones’, editado por Momento Médico] es que aumente la concienciación sobre este tema. Yo sólo dispongo del 20% de los que tenemos en la clínica para dárselos a otras parejas o mujeres», comenta.

Nuria, por su parte, lo tiene más que claro. «Si este testimonio sirve para que alguien se anime, mejor que mejor», concluye.

Ainhoa Iriberri

Fuente: El Mundo

4 thoughts on “Adoptar un embrión para ser madre

  1. Oscar

    Mi esposa y yo no podemos tener hijos, ya que tiene ovario poliquistico y no pueden reventar, ya llegamos al limite de estudios y tratamientos con gastos muy fuertes, escuchamos de la adopcion de embriones y nos llamo la atención, ¿que posibilidad hay de un ovulo que se fertilize con mi esperma y que posibilidad hay de hacerlo realidad?

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    1. México Fértil

      Hola Oscar, existe la posibilidad de adquirir un óvulo mediante una donadora, te recomendamos acudir al Centro de Fertilidad Humana en México, pues cuenta con un amplio catálogo de donadores, ellos te pueden brindar acerca del protocolo y de los tratamientos. Saludos

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  2. lidia hernandez reza

    a donde se acude para adoptar un embrion y que costo aproximado tiene el proseso completo?

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