El sobrepeso ejerce una influencia negativa en la fertilidad de la mujer. Según los expertos, los problemas para tener un hijo comienzan cuando el Índice de Masa Corporal (IMC) supera el valor de 25. El IMC se calcula dividiendo el peso en kilos por la altura en metros al cuadrado. Por ejemplo, una mujer que pesa 74 kilos y mide 1,67 metros tendrá un índice de 74:2,78, es decir, de 26,6, lo que se puede considerar sobrepeso. En cambio, se habla de obesidad cuando el IMC es igual o superior a 30.
¿Cómo influye el peso en la fertilidad?
Parece ser que la grasa, cuando se presenta en exceso, se comporta como una gran glándula endocrina que crea desequilibrios hormonales, disminuyendo la ovulación y la calidad de los óvulos. Con el aumento de peso, los ciclos de ovulación se vuelven irregulares, hasta incluso pueden llegar a desaparecer de forma crónica en los casos más graves.
Los efectos sobre la fertilidad de la mujer
La obesidad puede afectar al sistema reproductor femenino y provocar menarquia (primera menstruación) precoz, menopausia anticipada, ovarios poliquísticos, mayor riesgo de aborto, menor eficacia de las técnicas de reproducción asistida y aumento de los trastornos en caso de embarazo. Un ejemplo muy claro: según los últimos estudios, una mujer de 20 años con sobrepeso de 15 kilos tiene la mismas posibilidades de quedarse embarazada que una mujer de 40 años con peso normal, mientras que 10 kilos de más son ya suficientes para disminuir la fertilidad. Es decir, las consecuencias son directamente proporcionales a los kilos de más.
Perder peso, una solución
Seguir una dieta equilibrada y practicar ejercicio de forma regular puede ser suficiente para que la mujer recupere la fertilidad. Un estudio realizado hace unos años sobre 67 mujeres con ciclos anovularios demostró que, con un programa dietético y actividad física diaria, 60 de las 67 mujeres consiguieron volver a ovular y 45 lograron tener un bebé.