Sexualidad, afectada en reproducción asistida

Esterilidad o infertilidad

Las parejas que deciden iniciar un programa de Fertilización In Vitro (FIV) para concebir un bebé llegan al consultorio médico con fuertes problemas en su vida sexual como pérdida del deseo, disminución o desaparición de orgasmos, resequedad vaginal y dolor porque ya han experimentado con diferentes métodos de reproducción asistida. Esta es una de las conclusiones de un estudio realizado por la Universidad de Indiana, Estados Unidos, entre 250 mujeres y 127 hombres que participan en ese tipo de procedimientos. En el estudio también se entrevistó a 70 médicos que dirigen procesos de FIV.

La Fertilización In Vitro es un procedimiento que consiste en retirar óvulos fértiles de la mujer, unirlos en un laboratorio con un espermatozoide del padre y colocar el óvulo fecundado en la matriz. Este método se recomienda cuando han fallado otras técnicas de inducción del embarazo.

De acuerdo con las conclusiones de esta investigación médica, publicadas en la página de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS por sus siglas en inglés), las mujeres que han tenido impactos negativos en su vida sexual después de haber participado en un proceso de reproducción asistida reconocieron que, debido a una falta de consejería médica y psicológica, la necesidad de quedar embarazadas provocó un alejamiento emocional e íntimo con sus parejas varones.

“La sexualidad tiene un componente de placer y un componente reproductivo. Sin embargo, pareciera que cuando una pareja decide participar en un procedimiento de reproducción asistida el placer es tirado por la borda”, sostiene la estudiante de doctorado Nicole Smith, quien realizó la investigación en el Centro para la Promoción de la Salud Sexual de la Universidad de Indiana. Ese centro es parte de la Escuela de Salud Pública de la misma universidad.

“De acuerdo con nuestra investigación, muchas parejas que aceptan participar en un procedimiento de reproducción asistida se sienten como objetos de un experimento científico en el cual se pierde la parte placentera del encuentro sexual al estar lidiando con administración de hormonas y sexo programado por horarios. La consecuencia inmediata es un incremento en el estrés, un decremento en el placer y, en algunos casos extremos, un elevado estrés que provoca ruptura o distanciamiento en la pareja”, agregó Nicole Smith, quien publicó la investigación junto con la profesora Jody Lynee Madeira, de la Escuela de Leyes de la Universidad de Indiana.

Este estudio es uno de los primeros que se realiza en Estados Unidos para examinar las experiencias sexuales femeninas durante un procedimiento de reproducción asistida. Para el estudio se utilizó un cuestionario que ya se utiliza en otros estudios sobre psicología y sexualidad llamado Cuestionario de Desempeño Sexual, el cual sirve para identificar problemas fisiológicos o psicológicos que obstaculicen una vida sexual plena.

Al comparar respuestas entre mujeres que lograron embarazarse de manera natural y aquellas que si requirieron un procedimiento médico, se pudo medir que aquellas que iniciaron una FIV informaron tener menos deseo, menos satisfacción y menos interés en sus parejas que el grupo que logró el embarazo de manera convencional.

Además, las mujeres que participaron en un procedimiento de FIV reportaron más casos de problemas fisiológicos sexuales como resequedad vaginal y dolor durante sus encuentros íntimos con parejas varones.

Las respuestas de los varones coincidieron al señalar que una asesoría u orientación psicológica hubiera sido conveniente para realizar adecuadamente el procedimiento sin dañar las relaciones emocionales y sexuales de la pareja.

Otro tema que se identificó fue que, a pesar de que ni los hombres ni las mujeres se sentían confortables con la manera como se estaba desarrollando su vida sexual durante un proceso de reproducción asistida, ninguno de los dos expuso su insatisfacción a sus médicos y cuando el médico les invitó a hablar del tema dijeron que el sexo no era placentero pero que no lo comentaban, pensando que ese era el menor de los problemas cuando se estaban preparando para un embarazo.

Las investigadoras de la Universidad de Indiana concluyeron que en los casos en los que sí se expuso ante los médicos la decepción que les causaba el deterioro de su vida sexual mientras buscaban el embarazo fue posible suavizar muchos de los impactos negativos para la pareja con la ayuda de apoyos mentales y sexuales, desde el uso de geles para evitar la resequedad y el dolor vaginal hasta consejos para estimular el deseo de la pareja al mismo tiempo que se aprovechan los horarios y días más propicios para la fecundación.

“Hay un gran hueco de información sobre la manera como la búsqueda de la reproducción afecta a la vida sexual de la pareja. Este hueco es mucho mayor cuando se trata e pareja que han decidido apoyarse en una técnica de reproducción asistida. Las parejas sufren en silencio un alejamiento porque piensan que el dejar de tener placer un costo necesario para que funcione la Fertilización In Vitro, lo cual no es estrictamente necesario. Es por eso que lo indispensable es poner el tema sobre la mesa desde el  primer momento en que se decide entrar en un procedimiento de ayuda para la reproducción”, concluyó la profesora Madeira.

Según los datos del estudio de la Universidad de Indiana, el impacto negativo de la Fertilización In Vitro sobre la vida sexual de las parejas también tiene que ver con que más de la mitad de las parejas tiene que tratar entre dos y cinco ciclos de fertilización In Vitro.

Publicado en SU MEDICO

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