Si los hombres estuvieran dispuestos a hacerles caso a los dictados de la ciencia, se someterían a la vasectomía sin tantos reparos. Pero la mayoría no lo hace, y para justificarse echan mano de toda clase de argumentos que van desde lo filosófico y lo moral hasta lo absurdo.
Pese a que se trata de un método de planificación seguro y eficaz –al que, en Colombia, los hombres tienen acceso a través del sistema de salud–, ellos le siguen haciendo el quite.
Y las cifras lo demuestran: por cada diez mujeres que ligan sus trompas con fines anticonceptivos, apenas un hombre se somete a la vasectomía.
José Miguel Silva, urólogo del Hospital Universitario San Ignacio y profesor de la Universidad Javeriana, considera que detrás de semejante desequilibrio hay altísimas dosis de machismo: “Muchos piensan, equivocadamente, que la anticoncepción es cosa de mujeres. No hay tal, sobre todo cuando la vasectomía es tan sencilla y segura”, dice.
En términos sencillos, ¿qué es la vasectomía?
Es una técnica quirúrgica con la que se busca producir infertilidad en los hombres. Consiste en ligar los conductos deferentes, por donde se transportan los espermatozoides desde los testículos hasta la uretra.
Es un procedimiento ambulatorio, eso quiere decir que no necesita hospitalización; además, se hace con anestesia local. El cirujano hace dos cortes de 5 a 10 milímetros en la parte alta del escroto, a través de los cuales saca los conductos para cortarlos y ligarlos.
Ninguna especial. No necesita la autorización de la pareja ni tener un determinado número de hijos. Basta con la voluntad de hacerla.
La verdad son muy pocas y rara vez se presentan. Entre ellas están los hematomas escrotales, las infecciones en el sitio de la cirugía o el dolor prolongado.
La esterilidad no es inmediata. Es más, hay que recurrir a otro método de anticoncepción durante al menos tres meses posteriores a la cirugía. La idea es esperar a que los espermatozoides que están en las vesículas seminales desaparezcan.
Claro que no. El cuerpo se encarga de reabsorberlos.
Nada de eso. Se ha comprobado que puede aumentar la satisfacción en la medida en que disminuye el temor al embarazo.
De ninguna manera. Sigue siendo el mismo.
Si no hay espermatozoides, ¿la eyaculación es escasa?
El volumen de la eyaculación disminuye menos del 10 por ciento… En realidad es imperceptible.
No, de hecho los testículos, que producen esta hormona, para nada se afectan con el procedimiento.
Ninguna de esas enfermedades tiene relación directa o indirecta con la vasectomía. Es más: no hay estudios que sugieran un vínculo.
Cuando queda perfectamente hecho, es 99 por ciento seguro.
Es conveniente hacerse un espermiograma después de tres meses. Si hay presencia de espermatozoides en el examen, quiere decir que hay fallas en la intervención y que lo mejor es repetirla.
Existen procedimientos de microcirugía para reconstruir conductos deferentes, vasos sanguíneos y otras estructuras pequeñas; sin embargo, en los primeros años el éxito no llega al 70 por ciento. Tras una década de duración de la vasectomía, los fracasos son más altos.
He oído de casos de hombres que pese a haber sido recanalizados sus conductos siguen infértiles. ¿Por qué?
Porque después de pasado un tiempo el organismo puede llegar a identificar a los espermatozoides como cuerpos extraños, y reacciona ante ellos, destruyéndolos. Eso es posible.
Sí. Hay normas específicas que han incluido este procedimiento dentro del plan obligatorio de salud, desde la cirugía y la incapacidad hasta el seguimiento. Por eso no es necesario pagar nada adicional.
Un urólogo. Y si tiene experiencia en estos procedimientos, mucho mejor.
Fuente: http://www.eltiempo.com