Malformación fetal y reproducción asistida

Los hallazgos, al momento, permiten afirmar que estas técnicas no predisponen especialmente a la enfermedad o a la malformación fetal.

Raymundo Canales de la Fuente

 

La fertilización in vitro es considerada el principal tratamiento para la esterilidad cuando otros métodos de reproducción asistida carecen de éxito.

Desde el nacimiento en 1978 de la británica Louise Joy Brown, primera persona nacida producto de fertilización in vitro, la ciencia médica inició un camino no solamente hacia el progreso y el mejoramiento de las técnicas que le dieron origen, sino al seguimiento puntual de los casos, que ahora son varios millones en todo el orbe, con el objetivo de corroborar su salud o encontrar alguna secuela que se pueda atribuir al hecho de haber sido concebidos in vitro. La duda debe prevalecer porque de lo contrario el descuido podría redundar en secuelas no advertidas. La vigilancia debe continuar, pero los hallazgos al momento permiten afirmar que estas técnicas no predisponen especialmente a la enfermedad o a la malformación fetal. Diversos autores en la bibliografía médica han afirmado que encuentran un discreto incremento de malformaciones pero un reciente reporte del New England Journal of Medicine, una de las revistas médicas con mayor prestigio, deja en evidencia que, efectivamente, analizando poco más de 300 mil nacimientos existen más recién nacidos malformados, pero son los mismos que se presentan en general en parejas infértiles que no fueron sometidas a fertilización in vitro, es decir, hay más recién nacidos enfermos entre la población de parejas infértiles, independientemente de si fueron producto de fertilización in vitro o de tratamientos simples, y aun así, la diferencia no es muy grande, comparada con los que fueron concebidos de forma normal.

En este contexto parece razonable ofrecer a las parejas con antecedente de dificultades para concebir, y que logran su cometido, alguna de las técnicas del llamado diagnóstico prenatal, es decir, la detección muy temprana de malformaciones o defectos muy graves, con la oportunidad, entonces, de interrumpir la gestación. Adicionalmente la fertilización in vitro, es decir, la que se lleva a cabo en el laboratorio, permite tomar una célula del embrión en sus primeras fases del desarrollo para efectuar los análisis pertinentes y conducentes a determinar la salud o enfermedad del mismo.

Al analizar este contexto desde el punto de vista científico-médico no existe duda respecto a la permisividad que debe otorgar la ley y las normas sociales para que cualquier persona acceda a estos tratamientos, y a las mismas conclusiones arribamos utilizando las herramientas de la bioética laica, que se caracteriza por ser fundamentalmente deliberativa e incluyente. Recientemente hemos sido testigos de un nuevo argumento que la bioética católica pretende sembrar en el ambiente social, afirmando que las técnicas de reproducción asistida predisponen a las malformaciones fetales, y es muy claro que se trata de una falsedad con fines de provocar un boicot a los tratamientos implícitos en vista de su desacuerdo con el manejo de embriones. Por supuesto tienen derecho a discrepar, pero lo que de ninguna manera se apega a la ética es mentir con fines de manipular la sociedad e imponer sus puntos de vista.

N Engl J Med. 2012 May 10;366(19):1803-13. Epub 2012 May 5. Reproductive technologies and the risk of birth defects. Davies MJ, Moore VM, Willson KJ, Van Essen P, Priest K, Scott H, Haan EA, Chan A.

2012-09-02 00:00:00

Publicado en Excelsior 

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