Se trata de un láser de última generación que realiza un corte preciso en el embrión, para que éste pueda implantarse en el endometrio: etapa en el que muchas fertilizaciones asistidas fallan.
El óvulo humano es una célula que mide cerca de 150 micrones (0,150 mm). En una gestación natural, este óvulo es penetrado por un espermio de siete micrones. En los cinco o seis días que siguen, en su interior ocurren una serie de divisiones celulares que dan origen a un embrión que debe introducirse en el endometrio de la mujer. Esta es una estructura muy vascularizada desde la cual el embrión y futuro feto extrae sangre para desarrollarse. “El proceso en el que este embrión se introduce en el endometrio, futura placenta, se llama anidación. En esta etapa, el óvulo fecundado rompe la membrana que lo recubre y se mete en el endometrio”, explicó el doctor Ricardo Pommer, director de la Unidad de Medicina Reproductiva de Clínica Monteblanco.
En la mayoría de las clínicas chilenas que hacen reproducción asistida, los óvulos fecundados en el laboratorio son implantados en el día tres después de la fecundación, por lo que esta anidación -que ocurre al quinto o sexto día- sucede en el útero y no puede ser controlada. Es así como muchos embriones se pierden porque no son capaces de romper su membrana.
A mayor edad de la mujer, los óvulos poseen una membrana más gruesa, superior a los 15 micrones. Si los óvulos se congelan, la capa también se vuelve más dura, dificultando la salida del embrión de su membrana, lo que impide implantarlo en el útero. Para esos casos, desde diciembre de 2011, la clínica cuenta con este láser que permite hacer un orificio en la membrana del embrión con una precisión de tres a siete micrones.
Antes de usarlo, los expertos esperan a ver qué pasa con el embrión en su quinto día de fecundación en el laboratorio. Naturalmente, debe romper su membrana para ser implantado. Si no lo logra, en el día seis, se le hace un orificio con el láser a las ocho de la mañana y a las 11 ó 12 se implanta en la mujer como en cualquier reproducción asistida. “La idea es ayudar a que la naturaleza se exprese. Sólo si hace falta se dispara con el láser para ayudar a que ese embrión se anide”, dijo Pommer.
A la fecha, el láser se ha utilizado en el tratamiento de fertilidad de 26 chilenas. Diez de ellas están embarazadas.
La opción ha hecho que aumente en 30% los embarazos, en comparación al procedimiento normal de fertilización asistida. En septiembre nacerá María Jesús, la hija de Claudia. Una de las primeras en ser ayudada con el láser.
Publicado en La Tercera