Década de los 20 años
Lo que hay que saber
El ovario no fabrica óvulos, sino que los conserva. Cuanto más tiempo se mantienen guardados peor funcionan después, porque envejecen. La mejor recomendación es tener los hijos cuanto antes, por eso esta edad, entre los 20 y los 30 años, es estupenda. En esta década de su vida la mujer tiene muchas posibilidades de quedarse embarazada, porque la tasa de fertilidad es muy alta.
No hay que obsesionarse con la concepción. Los dispositivos que se venden en las farmacias para controlar la ovulación funcionan, pero son muy sensibles ante cualquier mínima variación hormonal. Sirven de indicación, pero no son fiables al cien por cien. Y tienen un inconveniente: el estrés al que someten a la pareja.
Para lograr el embarazo
Bastaría con un control ginecológico básico.
Son importantes los antecedentes familiares, sobre todo de menopausias precoces.
Si en 12 meses no se produce es aconsejable consultar a un especialista, ya que a esta edad es raro que la mujer no lo consiga.
Década de los 30 años
Lo que hay que saber
Esta década se divide en dos etapas muy distintas entre sí. En los primeros cinco años aún resulta sencillo quedarse embarazada, pero a partir de ese momento la tasa de fertilidad cae en picado.
Si la edad de la futura madre se aproxima a los 40 y no se ha quedado embarazada después de seis meses intentándolo, conviene acudir a un especialista, porque el tiempo juega en contra y puede ser necesario someterse a un tratamiento.
A partir de esta edad se recomienda realizar un test de fertilidad cuando se acuda a la revisión ginecológica anual. Se trata de comprobar, mediante un recuento folicular, la capacidad reproductiva y cómo evoluciona con el paso de los años. Algunas mujeres tienen mucha reserva ovárica, pero hay quienes la van perdiendo de forma muy rápida.
Para lograr el embarazo
Si se quiere retrasar la maternidad es conveniente vitrificar óvulos antes de los 35 años.
Es aconsejable someterse a ciclos de estimulación ovárica para aumentar la fertilidad. Se trata de una técnica delicada que evita la hiperestimulación del ovario. Para facilitar la concepción, también se puede recurrir a la inseminación artificial.
A partir de los 38 años, los especialistas apuestan por la Fecundación in Vitro.
La doctora Rafaela González, directora de una clínica en Almería, asegura que no es bueno obsesionarse si se tienen dificultades a la hora de lograr la gestación. De hecho, en el centro, puntero y pionero en estos tratamientos, nueve de cada 10 parejas que acuden a la consulta tienen un bebé gracias a las diversas técnicas que allí se utilizan. Por lo tanto, hay que ponerse en manos de buenos profesionales y relajarse, porque existen muchas posibilidades de llegar a buen fin.
Década de los 40 años
Lo que hay que saber
Más que bajar, en esta edad la fertilidad cae en picado. A partir de los 43 años es muy difícil tener un bebé sin recurrir a un tratamiento.
Para lograr el embarazo
Por encima de los 40 lo mejor es realizar una Fecundación in Vitro. Gracias al diagnóstico preimplantacional se evitan las enfermedades que pueden transmitirse al embrión. Salvo excepciones, se recomienda la donación de ovocitos. Con óvulos propios, y en una franja de edad cercana a los 40 años, las tasas de éxito no suelen superar el 35%. Si se utilizan óvulos de una donante, se conseguirá en la mayoría de los casos, porque el útero envejece muy despacio y es válido para desarrollar una gestación en condiciones normales.
La Sociedad Española de Fertilidad tiene un acuerdo tácito para no fomentar embarazos a partir de los 50 años, aunque se dan excepciones.
Cómo conservar los óvulos: la vitrificación
En qué consiste
Consta de una primera fase de estimulación ovárica. Después se extraen, mediante una punción, los ovocitos que han madurado. Por último, estos son crioconservados (sometidos a solidificación celular muy rápida a baja temperatura) a la espera de que sean requeridos para ser fecundados.
¿Para quién está indicado?
Mujeres que quieran retrasar su maternidad por razones profesionales o personales. Es conveniente realizar la vitrificación antes de los 33 años para que los óvulos sean más fértiles.
Pacientes oncológicas, antes de someterse a tratamientos de radioterapia o quimioterapia que pueden causar esterilidad permanente o daño genético.
Situaciones clínicas con riesgo de fallo ovárico precoz, como endometriosis, enfermedades autoinmunes o antecedentes familiares de menopausia precoz.
El termómetro de la fertilidad
En torno al 20% de las parejas sufre algún problema para tener hijos. Hoy en día, existe una solución para la mayoría de ellos, según la Unidad de Reproducción Asistida del Milenium Centro Médico de Alcobendas de Sanitas Hospitales.
Factores que perjudican
El centro adecuado
Cúando elegir un hospital público o una clínica privada
La Seguridad Social ofrece técnicas de reproducción asistida a aquellas mujeres que hayan cumplido los 18 años y tengan probabilidades razonables de éxito. Pero con limitaciones. Una de ellas la edad, que se establece en un máximo de 40 años, porque en ese momento disminuye la posibilidad de embarazo y aumenta la de aborto. Y únicamente se ofrecen esos tratamientos a quienes padecen problemas de fertilidad. No todos los hospitales públicos atienden a mujeres sin pareja o cuando esta es del mismo sexo. Normalmente solo se inicia el tratamiento si existe un problema médico.
En las clínicas privadas el proceso es más rápido y los límites de edad son más extensos, incluso hasta los 50 años. Muy pocos centros públicos cuentan con bancos de semen o programas de donación de ovocitos (se pueden consultar en este link de la Comisión Nacional de Reproducción Asistida: www.cnrha.mspsi.es/registros/centros/), por lo que la paciente que lo necesite debe conseguir los gametos (semen u ovocitos) en una clínica privada. Los precios para un ciclo de Fecundación in vitro oscilan entre los 4.000 y los 7.000 euros. Y una inseminación artificial entre los 700 y 900 euros.
Las técnicas más habituales
Existen distintos caminos para llegar a la maternidad de forma asistida. Estos son los más comunes.
El proceso consta de varias fases: