Es la única alternativa al vientre de alquiler para mujeres con ciertas patologías que quieren tener hijos biológicos. Pero la técnica es difícil y éticamente cuestionada.
Hasta el momento, se tiene noticia de dos trasplantes de útero realizados en el mundo. El primero fue en Arabia Saudita, en el 2000; se le colocó a una mujer el útero de una donante viva, pero el organismo rechazó el órgano nuevo, que debió ser removido a los 99 días por sangrados. El segundo se realizó en Turquía el año pasado; en este caso, el útero provino de una donante fallecida y el resultado fue exitoso. Los médicos ahora esperan que se cumplan los 12 meses desde la operación para implantar los embriones que, en caso de que saliera todo bien, permitirían a la receptora ser madre biológica.
La única razón para realizar un trasplante de útero es, justamente, la maternidad. Las receptoras son mujeres que carecen del órgano, ya sea porque nacieron sin él o porque, a raíz de alguna patología, como cáncer, debieron extirpárselo. La cirugía entonces no corresponde a una razón vital: ellas pueden seguir viviendo sin útero y obtener un órgano nuevo no les curará ninguna patología como sucede con, por ejemplo, los trasplantes de riñón o corazón, solo que las afectadas podrán ser madres.
Por eso es que la técnica, hasta ahora experimental, es cuestionada éticamente: para muchos expertos, la mujer se expone a un riesgo innecesario. De hecho, en caso de funcionar, se trataría de un trasplante transitorio: luego de lograr un embarazo, en la misma cesárea en la que se daría a luz, habría que retirar el útero para que el cuerpo no tenga que seguir cargando con un órgano ajeno e inútil una vez que ya se consiguió el objetivo de ser madre.
Pero lo cierto es que la técnica es compleja, e incluso si el útero fuera recibido con éxito por el organismo, no hay garantía de que se lograra un embarazo. Como en todo trasplante, éste implicaría la administración de fármacos inmunosupresores, necesarios para intentar que el cuerpo no rechace el órgano recibido. Este mix hace que un resultado 100% exitoso sea casi imposible, opina el médico Justo Alonso, director de la cátedra de Ginecología C de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República. «Un trasplante de útero, como toda cirugía, tiene sus riesgos, y después se necesitaría un tratamiento con inmunosupresores en forma permanente. Los inmunosupresores juegan en contra del embarazo; podrían matar al feto. Así que no hay mucho camino lógico en pensar que pueda funcionar. Pensar en un trasplante de útero con fines reproductivos medio que es tirado de los pelos. En el mundo actual en el cual es mucho menos riesgoso un vientre de alquiler, éstas son cosas que desde el punto de vista ético requieren no pensarse a la ligera», opina.
Mientras tanto, varios equipos internacionales trabajan en el área. Se conocen grupos preparando trasplantes de útero en Estados Unidos, Reino Unido, Francia y China. En Turquía, se planean dos cirugías más. Esta semana el diario español El Mundo aclaró que la operación declarada por los turcos no fue registrada en ninguna publicación científica, por lo que dudaron de su fiabilidad. Pero un sitio web del hospital universitario Sahlgrenska en Gotemburgo -uno de los más prestigiosos de Suecia- dedicada íntegramente a trasplantes de útero (www.uterustransplantation.se/en) sí consignó la operación en Turquía. También se supo recientemente que un médico británico llamado Richard Smith está reuniendo donaciones; considera que con 640.000 euros y dos años más de investigación logrará un trasplante y embarazo exitosos.
Publicado en El País Uruguay